Si llevas un tiempo construyendo sitios Drupal, conoces el patrón: llega un nuevo requisito, echas mano de un módulo personalizado o desempolvas un viejo módulo contribuido, y en poco tiempo tu base de código es un mosaico de soluciones estrechamente enfocadas. Con el tiempo, el mantenimiento se convierte en una tarea pesada.
Hay una forma mejor.
Drupal 8 introdujo el sistema de plugins, un gran salto hacia la modularidad. De repente, podíamos escribir clases pequeñas y específicas para añadir funcionalidad de forma limpia y reutilizable: